domingo, 16 de febrero de 2014

Nada más verte. Autora: Isabel Keats.


El robo de unas ilustraciones antiguas y del famoso báculo pastoral de William de Wykeham del s. XIV obligan al director del New College de la Universidad de Oxford a pedir ayuda a Scotland Yard. La detective Taylor será la encargada de investigar el caso y, para que nadie sospeche de ella, Stephen Allen, un brillante aunque algo desastrado catedrático de Historia Antigua, se ve forzado a acogerla en su casa y a fingir que están emparentados. Las personalidades de ambos son muy distintas: él aparenta estar anclado varios siglos atrás, mientras que ella es una joven moderna, a la que nada se le pone por delante; y sus puntos de vista son tan opuestos que los roces entre ellos se suceden. 
A pesar de todo, el impenitente solterón se siente cada día más cautivado por la detective, pero ¿y Georgina? ¿Qué es lo que siente en realidad por aquel atractivo profesor?



Hola, buen domingo. Extraño día en estas tierras la verdad, hace calor, hace frío...es difícil plantear salir en estas condiciones de casa, por lo que he decidido quedarme encerrada todo el día en compañía de la última entrega de Isabel Keats, Nada más verte.El pasado 13 de febrero, y bajo el sello Harlquín, se liberó esta divertida comedia de amor con elementos policiales, disponible a través de la plataforma Amazon. Yo lo leí hoy en la mañana en su totalidad.

La novela, de unas 178 páginas en versión kindle, posee una portada muy estética, como es ya clásico de las entregas de la autora, con esas fuentes de letras y el juego de colores bastante bien cuidado, y que ya te dan una sensación de jovialidad y de diversión, que suelen marcar la tónica de sus últimas tramas.

A través de un narrador sabelotodo, la autora nos invita a acompañar a un profesor universitario inglés que reside en Oxford ( no es menor ahhh) , estilo Downton Abbey, en realidad el cristiano está un poquito pasado de moda...levemente. Debe entrar con urgencia a la era del policarbonato y de la vestimenta a la medida. Y es que a Stephen Allen, de 42 años,  la imagen le importa bien poco, sus cátedra de Historia suple todas sus necesidades vitales, hasta que a alguien se le ocurre robarse unos objetos bastante valiosos de la universidad, y la Scotland Yard pone de infiltrada a uno de sus mejores hombres, miss George Taylor, Georgina para el mundo normal, quien se hará pasar por una sobrina lejana del profesor Allen, para descubrir al maldito ladrón.
Y no encuentran nada mejor que encajarle al pobre profe a Geogina, que de tranquila paloma no tiene nada.

Lo que me gusta de las novelas de Isabel Keats, y creo que lo he dicho más de una vez, y si no, lo digo ahora; es que apunta a un público más amplio, ése que al mes de febrero de 2014 se sigue resistiendo a la lectura de escenas más hot porque lo incomodan. Pienso también, que Keats plantea romances más maduros, con protagonistas más cercanos a la treintena y cuarentena, lo que indudablemente le otorga otro carácter a las situaciones que se plantean, resulta más creíble también toda la historia, y por ende más cercana, al no existir millonarios extravagantes, sino que gente común y silvestre, que siente y se apasiona. Creo que la autora presenta dinámicas atractivas de romance, sin celos exagerados, sin tanto malentendido; agregando además en esta oportunidad, suspenso asociado a un crimen.

El personaje de Stephen, el más poderoso de la pareja a mi gusto;  es como un osito Teddy, un hombre grande y ya cuarentón, guapo pero totalmente inocente con respecto a ello, hecho que lo hace más adorable aún. Stephen no es un profesor cuarentón zorrón come alumnas , es un ser humano bueno, ubicado, clarito en cuanto a sus sentimientos, y he ahí también una diferencia y un plus de los protagonistas masculinos de Keats, que tienen conciencia de lo que sienten, que no se andan con extrañas cosas ni secretos rimbombantes; son hombres extraordinarios dentro de lo cotidiano, ésos que están bien escondiditos pero tú sabes que existen. La detective Taylor me pareció simpática, agradable, sin maldad ni vanidades absurdas, y creo que es un buen complemento para desordenar la ordenada vida del profesor Allen, creando situaciones divertidas y lanzándole al pobre hombre bromas que condimentan el relato y que lo hacen ligero y encantador.

Como siempre, un placer, y a la espera de la próxima publicación.

Cambio y fuera.

1 comentario:

  1. Como siempre una reseña muy divertida y, al mismo tiempo, que capta muy bien la esencia de la novela. Un abrazo, Clau!!

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