jueves, 4 de julio de 2013

Noventa días. Autora: M.C Andrews.

Tras poner punto final a su relación días antes de la boda, Amelia Clarck decide romper con su vida anterior y se muda a Londres dispuesta a empezar de cero. Ella cree estar lista para el cambio, pero nada la ha preparado para enfrentarse a Daniel Bond. 
Daniel sabe que nunca podrá dejar atrás su tormentoso pasado, aunque para no asfixiarse en éste hace tiempo que se impuso unas estrictas normas que rigen todas sus relaciones. Y jamás se ha planteado transgredirlas... hasta que conoce a Amelia. 
Arrastrados por la pasión y el deseo, vivirán una intensa relación dominada por los peculiares gustos sexuales de Daniel. Amelia le concede todos sus caprichos hasta que él le pide algo que ella no se siente capaz de dar. Sin embargo, antes de que la joven tome una decisión, el destino se entremete y Daniel sufre un grave accidente. ¿Bastarán noventa días para que Amelia se atreva a reconocer que una historia de amor como la suya es única e irrepetible?
La cosa formal.

Noventa días es una novela de 288 páginas, muy bien escritas, con una descripción acabada de los personajes, diálogos fluídos, y una narración en primera persona al igual que en La cinta , pero esta vez, desde el punto de vista femenino. Posee más escenas eróticas que La cinta. El misterio presente en el relato, que explica el comportamiento de Daniel, es insinuado pero no develado. El final, buenísimo, te deja mega ultra enganchada para que leas el siguiente, o sea, yo estaba pero desesperada porque se publicara...desesperada.

El argumento.

Amelia Clark es una abogada veinteañera, que decide marcharse de su ciudad natal, puesto que estaba comprometida para casarse, y unos días antes de su boda, encuentra a su novio en una postura no muy elegante ni ortodoxa, con una señorita X...frente al caos y la humillación, Amalia decide irse a trabajar a Londres, en donde Patricia, una antigua amiga de su madre, le va a dar trabajo en el bufete que tiene con el señor Bond ( pitutos hay en todos lados. Defínase pituto como conseguir un puesto de trabajo por medio de una amistad).
Para que no esté sola en Londres, Marina, una amiga italiana, le ofrece que compartan su piso.
De cara al cambio, Amelia se dirige al primer día de trabajo y en el ascensor, se encuentra con un macho alfa beta gamma delta...un greek god, un adonis, un un un mijito rico como decimos acá en Chile, y bueno, la buena de Amelia, como es tímida, no le habla, así que sólo se baja del ascensor en el piso 24, se encuentra con Patricia y chan chan chan ( léase como redoble de tambores), el socio es el GREEK GOD del ascensor, que además viene con el cabello húmedo ( vamos aplicando bencina al fuego).
La primera batalla entre este par legal, es que Don Daniel no quiere que Amelia trabaje en el bufete...la razón se la confiesa varios días después.
La segunda batalla es una fiesta de abogados, ya que Don Daniel tampoco quiere que Amelia asista...
Pero Amelia no es obediente, es rebelde, y tiene los estiletos muy bien puestos.
La relación de ambos, empieza de manera casi...cómo definirlo...casi como un litigio, no ésto, no lo otro, eso tampoco y a nivel íntimo...también...parte levemente con bondage y ya después hay látigos y todo eso.
Un punto crítico en la novela, es la aparición de una sencilla cinta de cuero que hace de llavero, de esas que compras en la playa sobre todo cuando eres teenager ( yo estaba obsesionada con ellas), y que es entregada por Daniel a Amelia ...yo me las ponía en la muñeca...vamos a ver qué hace Amelia con ella.
El final, que incluye un accidente de tránsito gravísimo, es muy re bueno.

Mis emociones.

La verdad es que cuando empezó el relato, pensé: Ah nooo, otra tonta más...pero a medida que transcurría la novela, me fue cayendo bien Amelia, tiene carácter la chica, me simpatizó. Hubo partes que me angustiaron un poco, ya que intuí lo que le había pasado a Daniel para que se comportara de la manera en que lo hacía; y bueno, lamentablemente son situaciones que ocurren y que marcan profundamente a sus víctimas.
Con 90 días, me sentí algo triste, porque la historia en general me parece gris.

¿Qué me dieron ganas de comer mientras leía?

Brownie.





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