domingo, 7 de julio de 2013

Crimen y Castigo. Autor: Fedor Dostoievski.

“Proust decía que todas las novelas de Dostoievski pudieron titularse Crimen y Castigo. Efectivamente la obra entera del gran escritor ruso gira alrededor de dos ideas fundamentales: la transgresión de las leyes morales y sociales, basada en el supuesto de la libertad humana, y el sometimiento posterior e inevitable a dichas leyes, dramática consecuencia de la negación de esa misma libertad (...) Sin embargo, es en la presente narración donde este ciclo de osadía y arrepentimiento se expresa en su más perfecta forma…”



Argumento


Rodion Raskolnikov es un joven estudiante de leyes que ha dejado su carrera por las dificultades económicas que enfrenta. Destruido por la miseria que lo queja a él y a su familia, compuesta por su hermana y su madre, se ve "obligado” a asesinar a una vieja usurera. Sin embargo, su pobreza no es más que la excusa para cometer un crimen que tiene un impulso ideológico mucho más profundo y cuyas razones en realidad ni para el propio asesino están claras.

Su conciencia lo hace caminar hacia el borde de la locura y en el proceso se ve enfrentado a personajes y situaciones que se encuentran en abismos que aparentemente son inmensamente más hondos. Sin embargo, nadie puede estar más hundido que Raskolnikov.


El proceso emocional.

La lectura de “Crimen y Castigo” la enmarco en un proceso autoimpuesto de reencuentro con los clásicos que tiene como punto de partida la visión de una lectora promedio que quiere encontrar en estos textos situaciones que evoquen emociones aplicables a la vida actual (por ello los clásicos son clásicos, no?) . Simplemente emociones y no análisis filosóficos ni históricos. Esta tarea no es fácil si hablamos de Dostoievsky, puesto que su lectura simplemente no puede estar exenta de análisis filosóficos y morales.

Bueno, además ponerme a criticar a Dostoievski me parece medio tirado de las mechas para esta humilde humana.

El texto es extraño. Para ser sincera difícil de leer, no por el lenguaje sino por lo espeso que se vuelve el recorrido: casi quinientas páginas que relatan un brevísimo lapso de tiempo en la vida de Rodion a veces se vuelven una exageración en la descripción de la vida íntima de este hombre profundamente perturbado por su conciencia que no se decide por alabarlo y remorderlo.

Pero más allá de esas consideraciones, lo que más profundamente ha hecho eco en mí es la descripción tan viva y doliente de una miseria humana que pareciera fantasía. Desde mi lugar, desde nuestro lugar, es una miseria que se escapa a la comprensión…esa pobreza puramente extrema, la carencia de bienes materiales e incluso el incumplimiento de las necesidades más básicas y cuya consecuencia es la otra miseria, la interna, descrita desde mil personalidades diferentes, es decir, que muestra que se puede ser miserable de tantas formas diferentes.

Pero hablo de algo que no es la pobreza de los campamentos chilenos. Es una carencia tan infinita que transforma al ser humano en una bandera por la compasión.



¿Qué me dio ganas de comer mientras leía?

En realidad nada. Me dieron ganas de viajar a la historia y entregarle todo lo que tengo a esos pobres seres humanos.

Sí me dieron muchísimas ganas de probar un trago fuerte, de macho, de esos que disfrazan el dolor un rato para que, tal como le ocurre al protagonista, simplemente existan lapsos que no recuerdo (aunque en su caso no sea por el alcohol).




































































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